"Es la peor pesadilla que los padres fundadores hubieran imaginado", dijo mi querido Daniel Gershenson mientras nuestro avión aterrizaba ayer alrededor de las 10 de la noche, en la lluviosa Ciudad de México. Tras dos horas de vuelo y silencio contenido, las pantallas de nuestros celulares nos mostraban la contundente victoria de Donald Trump en las elecciones gringas.
Los comicios en Estados Unidos puede verse como una decisión que toman los norteamericanos que sin duda impacta su vida cotidiana, pero también la del resto de los seres humanos, quienes sin poder votar, asistimos en papel de testigos o, como diría mi padre, como mirones de palo. La implícita crueldad de este espectáculo se magnifica para quienes, como los mexicanos, no tocó el dudoso privilegio de estar junto con pegado con el país de la barras y las estrellas.
Mientras bajábamos del avión pensaba en que los comicios de este martes nos afectaban mucho más que las sexenales y folclóricas elecciones mexicanas. Daniel, como un sobrado conocedor del complejo sistema electoral del vecino país, me explicaba la importancia de los estados como Florida y Michigan para definir al ganador. Donde al parecer todos los votos cuentan y a la vez cuentan en diferente peso y medida.
Entendí que es un proceso diseñado para controlar los impulsos de las masas votantes y filtrar a candidatos oportunistas para privilegiar el ascenso de un arquetipo de político alineado a los intereses económicos dominantes, tan similar entre sí no importando la afiliación demócrata o republicana, como si fueran sacados de una línea de producción de la General Motors.
Este trabajo no es con la intención de plagiar, simplemente es para realizar el trabajo de computacion, gracias
Tienes una vision muy objetica acerca de esto y yo creo que tu vision acerca de esto esta muy correcta
ResponderBorrargracias por tu opinion tan subjetiva, gracias pero explica mas, eso suena mensito
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